jueves, 3 de diciembre de 2015


CÓMO LA TELEVISIÓN OCUPÓ EL LUGAR DEL PADRE: LA ESTRUCTURA FAMILIAR







Aquí, en España, todavía hay quien llama a los informativos “el parte”. Esta costumbre viene de los tiempos lejanos de la guerra civil cuando, para estar informado, había que ver el parte de guerra que ponían en los cines antes de las películas.


Pasaron los años y la televisión se democratizó y ocupó un lugar en los hogares, la “cabecera de la mesa”, un lugar que durante siglos había sido el sitio del padre de familia, el llamado “cabeza de familia”. Desde la cabecera de la mesa, el padre ejercía su autoridad, ahora su jurisdicción ha sido ocupada por la televisión que, desde que usurpó el lugar del padre, nos dice qué está bien y qué está mal, quienes son los buenos y quienes los malos, qué hay qué comprar o qué nuevo producto es indispensable para nuestra salud, nuestro cabello o para parecer eternamente jóvenes, o si ha llegado el momento de hacernos un plan de pensiones.


 Con la evolución de las estructuras sociales y familiares la madre también ocupó la otra “cabecera de la mesa” porque en la madre también descansa la autoridad, además de las funciones de protección y cuidado, y el padre también va incorporando en sus funciones estás de cuidado y protección hacia sus hijos e hijas. En muchos hogares, ambos, padre y madre, han cedido su lugar a la televisión y nos encontramos con que es ésta la sustituta de la palabra de los padres, es la sustituta de la “ley de los padres”. Pero ¿qué pasa cuando el padre y la madre ceden este lugar? Los padres y madres tienen que ser eso, padres y madres, porque cuando lo son, los hijos e hijas pueden ser eso, hijas e hijos. Cada cual en su lugar y rol.


Cuando trabajamos en grupos con personajes hacemos un ejercicio en el que varios participantes organizan una escena que consiste en sentar a los miembros de su familia alrededor de una mesa para comer o cenar. Cuando lo han hecho les pedimos que observen la escena que han creado y se den cuenta de qué piensan y sienten al observarla, luego les pedimos que sean conscientes de a quién han sentado al lado de quién, quién enfrente de quién, quién más cerca, más lejos, etc, el siguiente paso es que los miembros de la familia interactúen ¿Qué se juegan alrededor de la mesa, qué juegos relacionales desarrollan?


Cuando la cabecera la ocupa la televisión, quien tiene la posición más privilegiada para verla y escucharla suele ser la persona que detenta el poder. Comer y relacionarse en ese momento puede ser un acto automático desprovisto de vida y de excitación.



Os invitamos a que cuando queráis observéis qué lugar ocupáis en la mesa y qué lugar ocupan los demás miembros de vuestra familia, y ….¿qué lugar ocupa la televisión?


2 comentarios:

  1. La tele es un poco como el fuego del hogar, y el mando a distancia hace las veces de atizador. Quien lo coge, es el que tiene la sartén por el mango. La tele cada vez es más individual; antes las pantallas eran convexas como para abarcar al grupo familiar, ahora, tienden a ser cóncavas, para rodear al individuo aislándolo.

    Recuperar el cuento es una forma de resistir a la tendencia al aislamiento que parece imponerse cada vez más.Es muy inteeresante reconstruir en una terapia el comportamiento de las personas ante la tele

    Enhorabuena por vuestra iniciativa

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  2. Un artículo muy interesante que nos hace preguntarnos sobre detalles a los que no prestamos atención, porque nos sumergimos en la simple rutina. Hacer terapia partiendo de estas realidades puede abrirnos los ojos y la mente. Enhorabuena por vuestro trabajo.

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